¿Por qué hay un año nuevo?
Lo que llamamos año nuevo, es
una consecuencia inevitable del transcurrir de las unidades
que marcan el tiempo, hacia adelante, siempre hacia adelante. Realmente, lo que
un año tiene de nuevo es un conteo imaginario. Después, todo forma
parte de un ciclo que no depende de nosotros, sino de una fuerza superior.
Entonces somos inferiores en un sentido
que ni siquiera es alegórico. Razonable, interesante. No controlamos
el tiempo y sin embargo, osamos llamar nueva a la constancia
de un período autosostenible. Es
apasionante sentir que podemos controlar todo, amamos el poder más
de lo que soportamos la inteligencia, aunque no controlemos nada.
Ese es el punto que nos lleva a llamar nuevo a un año: va
a comenzar en nuestra cabeza y nos ajustamos a ese ¨comienzo¨.
Así es, se inicia y termina justo ahí
porque para que algo comience, debe de haber estado en no movimiento o algo
parecido y el tiempo es, según conocemos, fluidez interminable. ¿Dónde algo que
no se detiene, comienza? En nuestro fascinante mundo ‘’controlado´´ y eso, es
suficiente para nosotros. No necesitamos nada más que una idea como esa. Es tan
poderosa que somos muy felices al celebrar la continuación de un ciclo que
nunca se detuvo.